No es solo sobre peso: es sobre corazón

(*) Por la Dra. Virginia Busnelli 

Cada año, el 29 de septiembre se celebra el Día Mundial del Corazón. Es una fecha para recordar, pero sobre todo para despertar. Porque detrás de las estadísticas, hay historias de vida que podrían cambiar con una sola decisión: la de cuidar la salud.

Como médica especialista en Nutrición, me toca ver de cerca cómo la obesidad, más allá del número en la balanza, impacta profundamente en uno de nuestros órganos más nobles: el corazón. Y no hablo solo de infartos o presión alta. Hablo de vidas interrumpidas, de proyectos postergados, de familias que pierden a alguien querido por una enfermedad que, muchas veces, pudo haberse evitado.

 

Obesidad: más que una cuestión de peso

Durante mucho tiempo, la obesidad fue vista solo como una cuestión estética o de fuerza de voluntad. Hoy sabemos que es una enfermedad crónica, compleja y multifactorial, que aumenta el riesgo de padecer hipertensión arterial, colesterol elevado, diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular. ¿La consecuencia? El corazón trabaja más, se inflama, se debilita y, tarde o temprano, lo paga caro.

Uno de los conceptos más importantes que aprendimos en los últimos años es que no hay salud cardiovascular posible sin un abordaje serio de la obesidad. La acumulación de grasa, especialmente en la zona abdominal, no es un tema menor: esa grasa no es “pasiva”, sino que actúa como un órgano inflamatorio, liberando sustancias que dañan las arterias y alteran el metabolismo. Incluso en personas jóvenes.

 

¿Cómo se relacionan exactamente?

La obesidad desencadena una tormenta silenciosa dentro del cuerpo: sube la presión, se alteran los lípidos en sangre, se eleva la glucosa y aparecen las placas que tapan las arterias. Así, se gesta lo que hoy llamamos el síndrome cardio-metabólico. El combo perfecto para un infarto, un ACV o una insuficiencia cardíaca.

Pero no todo es desesperanza. Hay algo más poderoso que cualquier tratamiento de urgencia: la prevención. Y ahí es donde trabajar sobre la obesidad puede cambiar radicalmente el curso de una historia.

 

Tratar la obesidad salva vidas

Lo digo con la certeza que me dan los años de experiencia y la evidencia científica: tratar la obesidad puede salvarte la vida. No se trata de buscar un cuerpo ideal, ni de someterse a dietas extremas. Se trata de recuperar el control sobre tu salud.

El tratamiento de la obesidad debe ser integral: alimentación basada en evidencia, movimiento adaptado a cada persona, acompañamiento emocional, herramientas conductuales, y cuando es necesario, tratamiento farmacológico o incluso cirugía. Cada paciente necesita un plan único, porque no hay una sola forma de vivir con obesidad, ni una única manera de salir de ella.

Y aunque no siempre es fácil, vale la pena. He visto personas volver a subir escaleras sin agitarse, abrazar sin dolor, bailar sin miedo, soñar sin el límite de la enfermedad.

 

Una decisión que cambia el rumbo

Este Día Mundial del Corazón, no te invito a contar calorías. Te invito a escuchar a tu cuerpo, mirar tu historia con compasión, y animarte a empezar de nuevo. Aunque hayas intentado mil veces. Aunque sientas que no podés. Aunque te hayan hecho creer que era tu culpa.

Cuidar el corazón empieza por abrazar la salud en todas sus formas. Y tratar la obesidad no es rendirse: es elegir vivir.

 

(*) MN 110351. Medica especialista en Nutrición. Presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición.

(*) Imagen: Freepik.es