Victoria: Un pueblo con termas, quesos artesanales y aire colonial
Ideal para desconectar del ruido de la ciudad y disfrutar de la naturaleza.
Hay rincones que sorprenden por su calma, su belleza y su identidad, y uno de ellos es Victoria, una ciudad entrerriana que combina postales de ensueño con buena comida, termas relajantes y un casco histórico encantador. Queda a solo 360 kilómetros de Buenos Aires, y es ideal para una escapada de fin de semana sin apuros ni estrés.
Conocida como “la ciudad de las siete colinas”, Victoria seduce con sus calles empedradas, sus miradores con vista al Paraná y una impronta colonial que todavía se respira en cada rincón. Es uno de esos pueblos donde el tiempo parece ir más lento, y donde cada paseo o bocado vale la pena.
(*) Qué ver y hacer en Victoria: termas, historia y tranquilidad
El corazón de Victoria late entre colinas suaves que ofrecen vistas panorámicas del río y del perfil urbano. Un imperdible es el Cerro de la Matanza, ideal para llevar algo para tomar mate y disfrutar de un picnic con vista.
También se puede recorrer el puente viejo, perderse por el casco histórico o visitar museos como el del Verbo Divino y el Museo de la Ciudad, que reflejan la vida cultural y religiosa del lugar.
Uno de los grandes atractivos de Victoria es su costado espiritual: allí se encuentra la Abadía del Niño Dios, el primer monasterio benedictino de Sudamérica. Abierto al turismo, propone visitas guiadas, venta de productos elaborados por los propios monjes y un clima de paz que atrae tanto a curiosos como a quienes buscan retiros de silencio.
Por otro lado, si lo que se busca es puro relax, las Termas Victoria del Agua ofrecen piletas al aire libre y cubiertas, masajes, spa, sauna y zona de descanso. El parque termal es perfecto para ir en pareja o con chicos, ya que cuenta con opciones para todas las edades. Y para quienes quieran sumar algo de entretenimiento nocturno, el Casino Victoria también es parte del recorrido.
(*) Dónde comer en Victoria: sabores locales que conquistan
La gastronomía en Victoria tiene identidad propia y se apoya en productos frescos y artesanales. En tambos y pequeñas queserías de la zona se elaboran quesos frescos, sardo, pategrás y versiones saborizadas con hierbas o ají molido.
También se producen dulces y mermeladas de higos, duraznos, naranjas y ciruelas, además del clásico dulce de leche y la miel del monte entrerriano.
No hay que irse sin probar las tradicionales empanadas de pescado de río, hechas con boga o dorado, una especialidad local. Y por supuesto, el asado está siempre presente en las parrillas del casco histórico. Para completar la experiencia, muchas veces hay ferias artesanales donde se pueden conseguir productos regionales únicos.
(*) Cómo llegar a Victoria desde Buenos Aires
En auto, el viaje dura unas cuatro horas. Se toma la autopista Buenos Aires–Rosario y, al llegar a Rosario, se cruza el Puente Rosario-Victoria, que ofrece una vista espectacular del río Paraná y sus islas.
Después del puente, solo hay que seguir unos kilómetros por la Ruta 11 para llegar al centro de Victoria. El camino es directo, seguro y cuenta con servicios y paradores para hacer una pausa.
(*) FUENTE: DIARIO CLARIN