13 de diciembre de 1828, asesinato de Manuel Dorrego

Escribe: Luis Fernando Conde

Un 13 de diciembre de 1828, caía asesinado en Navarro Don Manuel Dorrego, bajo las balas del pelotón de fusilamiento por orden del general golpista Lavalle. Esta fue la sentencia inapelable del grupo conspirador cívico-militar que derrocó al gobierno legítimo de Buenos Aires y jefe del Ejecutivo Nacional por delegación de las Provincias el 1º de Diciembre de 1828.
Los dueños del “pensamiento único” de aquella época ante la imposibilidad de imponer por consenso su proyecto político elitista, civilizador y aristocrático, no encontraron otro medio más eficaz para su vigencia, que la fuerza de las armas, en un estilo que desde ahí hasta Videla los argentinos conoceríamos muy bien lamentablemente, eliminando sin piedad toda fuerza opositora y cuyo mayor escollo para ellos en ese momento estaba representado por la figura de Dorrego. Pensaron que con su ejecución se pondría fin a esa idea utópica de federalismo y republicanismo sobre bases democráticas y de sufragio universal como postularon ya desde 1810 los hombres de Mayo, especialmente Mariano Moreno.

Rivadavia, Agüero, Del Carril, Martín Rodriguez y Lavalle entre otros, realizaron esta conspiración contras las fuerzas del “barbarismo” criollo en nombre de la “civilización”.

Pero veamos quién era Dorrego, este personaje olvidado de la historia oficial.
Dorrego fue un ciudadano de Buenos Aires, casi abogado que se sumó a la lucha armada contra el imperio español alistándose en el ejército patriota, tal como lo hizo Belgrano por ejemplo y tantos otros. Su grado de coronel se lo ganó en batalla, Salta y Tucumán contaron con su actuación decisiva para que se produjera el triunfo de las armas patriotas. Belgrano dijo que si en Vilcapugio y Ayohuma hubiera estado Dorrego, no hubiéramos sido derrotados… Antes, estuvo en Chile luchando y colaborando con la Junta chilena, y posteriormente en 1817 desde su exilio en Estados Unidos, en Baltimore participó junto a los patriotas colombianos de la invasión de la isla Margarita dentro de la estrategia bolivariana de la lucha americanista de justicia y libertad.
Luego en febrero de 1826 desembarcó en Colonia con los 33 orientales con su amigo Lavalleja para recuperar este territorio nacional en manos del imperio brasilero.
Fue diputado de Buenos Aires dos veces desde donde luchó políticamente a favor de una democracia republicana y federal. Precisamente fue el fundador en Buenos Aires del Partido Federal porque pensaba que era la forma de gobierno más idónea para regir los destinos de nuestra joven nación, tomando el único ejemplo existente de la gran nación del Norte donde vivió y estudió su sistema político. Luchó desde la asamblea constituyente de 1826 por estas ideas alertando del enorme error político en el que incurrirían si aplicaban a lo pirro el sistema unitario a todas las provincias en su mayoría de concepción federal.
Denunció el primer gran negociado de la historia argentina: el negociado del oro de Famatina, y el consecuente primer empréstito con la Baring Brohther. Dorrego suspendió los pagos hasta nuevo aviso cuando asumió como Gobernador en 1827.Quizás esto le costó la vida porque en este escándalo estaban Rivadavia, Agüero y Del Carril los futuros golpistas…

En síntesis, Dorrego era el político más destacado de la época con un proyecto que recién en 1853 se pudo comenzar a aplicar, por culpa de la cerrazón, imbecilidad e intereses económicos de afuera y de adentro que lo impidieron. Sus pensamientos e ideas son los antecedentes más consistentes para la etapa fundadora de la construcción democrática de nuestra nación, y que indudablemente dejaron su huella a través del largo y penoso camino democrático de nuestra patria. Decía Dorrego en 1826:

“Se dice que los gobiernos son igualmente buenos. Pero es mejor para un país, estrictamente hablando, aquel que sea la expresión del voto público y que esté más en contacto con el pueblo, o para hacer su felicidad o para conocer los males que se sienten y poderlos remediar”.