El sueño de la Argentina Potencia

Escribe: Claudio Omar Antunovich

Desconozco si será dentro de 35 años, pero deseo que suceda antes de lo que todos imaginamos. ¡Sueño con poder verlo!

Argentina será potencia cuando elijamos trabajar de aquello que nos gusta y formamos, vivir donde añoramos y cómo anhelamos.

¡Tierra, techo y trabajo! Que no sea una quimera adquirir una vivienda o tener un vehículo para disfrutar y transportarnos.

Con sueldos y servicios del primer mundo, hospitales sin carencias y una educación apta para todos, pública y privada, ambas de calidad.

Donde podamos sentirnos seguros, no porque el personal policial nos cuida, sino porque lleguemos a tener los índices de criminalidad y delincuencia más bajos del continente.

Un país con sus clases bajas recuperadas y socialmente ascendentes. Una fuerte clase media consumista. Y que con el esmero y esfuerzo puesto en el trabajo no sea una utupía llegar a escalas más elevadas.

Que ya no existan villas de emergencia y cada uno de nuestros compatriotas pueda tener una vivienda digna.

Sin planes sociales ni subsidios, no por negarlos sino porque nadie los precise.

Que tengamos el cien por ciento de las calles asfaltadas, buena iluminación, agua corriente y cloacas de norte a sur y este a oeste de nuestro país. Ciudades con equilibrio ecológico, bien forestadas, con plazas y parques cercanos para todos.

Sin corrupción en la clase dirigente ni privilegios para ellos. Con funcionarios probos, avezados y comprometidos con el bien común. Jueces y sindicalistas honestos. Empresarios eficientes. Y un periodismo indómito, verdaderamente independiente, no militante, objetivo, plural y transparente.

Que la jubilación alcance para cubrir la totalidad de los gastos corrientes de un adulto mayor.

Que queden en el recuerdo términos como: inflación, dólar blue, mep, brecha cambiaria, cepo, devaluación, default,  riesgo país, déficit fiscal o deuda externa.

Con un desarrollo exponencial en la cultura, la ciencia y la tecnología. Qué nuestros mayores referentes sean: Cesar Milstein, Bernardo Houssay, Luis Federico Leloir o René Favaloro. ¡A eso debemos apuntar!

Una potencia mundial no es un Estado que tiene gran poder político, económico y militar, y ejerce una fuerte influencia en las relaciones internacionales a escala global. Se es potencia cuando el pueblo que habita ese Estado es próspero y avanzado socialmente. Cuando los que emigraron elijen retornar y nadie piense en buscar su futuro en otro lado. Porque en su país encuentran justicia, paz, armonía, bienestar, estabilidad y felicidad.