Julio Zamora en el Día de la Militancia
El intendente de Tigre asistió al encuentro junto a dirigentes y allegados al PJ local. El multitudinario evento se llevó adelante en la sede de la Unión de Sindicatos de la Industria Maderera de la República Argentina (USIMRA), donde los presentes dialogaron sobre la coyuntura nacional, provincial y distrital.
En la sede de la Unión de Sindicatos de la Industria Maderera de la República Argentina (USIMRA), el intendente Julio Zamora encabezó el acto por el Día de la Militancia junto a dirigentes y seguidores del Partido Justicialista de Tigre. Durante el encuentro, destacó que la palabra “ajuste” no está dentro del diccionario de la gestión y señaló la importancia del peronismo son sus valores y no los nombres.
“Es un día de reflexión teniendo en cuenta lo simbólico de la fecha. En ese marco, muchos de nosotros que provenimos del peronismo estamos ante encrucijadas que nos plantea esta nueva etapa que vive la Argentina con la necesidad de resignificar el movimiento nacional y popular”, enfatizó Zamora.
Además, destacó que desde el espacio se plantea la idea del “humanismo argentino y la necesidad de rever la construcción política”. En esta línea, cerró: “Tenemos que tener un peronismo ampliado hacía otros sectores de la sociedad, porque hay otro país posible con trabajo para todos los vecinos y vecinas. El Estado tiene que ser un espacio de cuidado para la comunidad”.
El encuentro se realizó en la localidad de Benavídez, donde Julio Zamora brindó un discurso y dialogó con los militantes sobre la actualidad económica y social a nivel país, provincial y distrital. A su vez, los dirigentes locales llevaron adelante una reflexión sobre el presente del partido en el territorio; como así también un horizonte futuro de cara a las próximas elecciones nacionales.
(*) El mensaje de Julio Zamora: “Organizar la esperanza con la fuerza de la comunidad”
1 – El sentido de militar hoy
Militar hoy es mucho más que hacer política. Es cuidar lo que otros quieren romper; tender la mano cuando otros la retiran; creer cuando todo invita a la desesperanza.
Es sostener la palabra, el encuentro y la memoria frente a una época que parece querer borrar toda pertenencia colectiva.
Ser militante es un acto de esperanza. Es afirmar que todavía somos pueblo.
El 17 de noviembre de 1972, cuando el pueblo rompió el cerco y abrazó a su conductor, no solo volvió Perón, volvió la política como expresión de amor y de esperanza. Medio siglo después nos toca a nosotros mantener viva esa llama en un tiempo de oscuridad y desencanto.
Porque aquel retorno no fue solo un hecho histórico, fue una enseñanza permanente. Cuando el pueblo se organiza, la historia vuelve a latir.
2 – El tiempo que vivimos
La Argentina atraviesa un tiempo decisivo.
No es una crisis más: es una disputa por el alma de la Nación. Un experimento ideológico que se autodenomina “libertario” intenta desmantelar el tejido moral y comunitario que sostuvo al país durante generaciones. En nombre de una falsa modernidad, se predica el egoísmo como virtud y se pretende borrar la memoria de un pueblo que supo ser solidario, justo y libre.
Trabajadores, jubilados, estudiantes, personas con discapacidad y amplios sectores populares son hoy víctimas de una economía que mata, porque destruye el trabajo, el acceso a la educación y la esperanza de miles de familias.
3 – El humanismo argentino
Frente a esa fragmentación, debemos levantar las banderas del humanismo argentino, esa síntesis profunda que une las mejores tradiciones nacionales -peronismo, radicalismo, socialismo, pensamiento social cristiano y
muchos otros caminos- en una certeza común: No hay patria posible sin amor al pueblo, sin justicia social y sin esperanza compartida.
Este humanismo afirma que la persona humana, en comunidad, es el centro de toda vida política. No se trata de nostalgia, sino de fidelidad. No de volver atrás, sino de volver a ser nosotros. Nuestro pueblo necesita una herramienta política que devuelva dignidad, que escuche, que abrace y que construya. Y eso se logra con convicción, solidaridad y apertura.
4 – La derrota y sus enseñanzas
La derrota de 2023 fue más que un resultado electoral: fue un llamado a la conciencia.
Nos recordó que una parte de la dirigencia perdió la sensibilidad, el oído y el pulso del pueblo. Pero también mostró que la política renace desde abajo:
desde el barro, desde el dolor, desde quienes ya no esperan promesas, sino presencia.
Hoy debemos discutir qué somos como movimiento nacional:
- Cómo reponer la educación, el trabajo y la producción en el centro de nuestro mensaje a la sociedad.
- Cómo repensar la justicia social en los tiempos actuales.
- Cómo militar la política en el territorio concreto y en las redes sociales en una era impregnada por medios digitales que confunden e instalan posverdades.
- Cómo superar nuestros errores.
- Cómo resolver nuestras diferencias democráticamente, sin trampas ni laberintos.
El Papa Francisco nos advirtió: “No hay verdadera política sin amor al pueblo, sin memoria histórica y sin compromiso con los últimos”.
5 – La juventud que hereda y reinventa
Los jóvenes cargan el peso del desencanto, pero también son herederos de una historia que los invita a reinventarlo todo. En sus manos late la posibilidad de una nueva síntesis entre el humanismo argentino y la era digital.
Son una fuerza que puede volver a enamorar a la política de su misión más alta: transformar la realidad y servir al pueblo.
A esa juventud que crea, trabaja y sueña, debemos abrirle el camino.
6 – Las mujeres: constructoras de comunidad y esperanza
En cada barrio, en cada familia, en cada lucha, las mujeres sostienen la vida colectiva. Son constructoras de comunidad, guardianas de la solidaridad y fuerza moral de nuestra historia.
Su protagonismo demuestra que no hay transformación sin amor ni justicia sin compasión.
7 – Los trabajadores y trabajadoras: columna vertebral del pueblo
La dignidad del trabajo es el corazón de nuestra identidad popular. En cada taller, fábrica, oficina, comercio y cooperativa late la patria real.
La militancia también vive ahí: en el esfuerzo compartido, en la solidaridad entre compañeros, en la defensa cotidiana del pan y de la justicia.
8 – Regenerar la política desde el territorio
Desde Tigre, donde el pueblo nos confió el mandato de gobernar, tenemos la bligación de dar ejemplo hacia arriba: gobernar con cercanía, sensibilidad, planificación y participación.
El territorio no es un mapa: es una trama de afectos, donde la patria se expresa en su forma más humilde y verdadera.
Cada escuela, fábrica, sociedad de fomento, club y cooperativa, Centro de Estudiantes…, es una trinchera donde expresar una nueva mirada humanista de la vida.
9 – La fuerza del nosotros
El nosotros no es una palabra: es una tarea histórica. Es la suma de todas las manos que sostienen, todas las voces que no se resignan, todos los corazones que sueñan.
La militancia no se mide en cargos, sino en gestos cotidianos.
Este Día del Militante debe marcar el inicio de una nueva etapa: la del reencuentro nacional, la de la conformación de un nuevo proyecto político y moral, la del compromiso con el bien común.
10 – Organizar la esperanza
Es tiempo de recomenzar. Democratizar nuestras prácticas, abrir los espacios de decisión, escuchar más, hablar con honestidad.
Lo importante no es la forma que adopte un espacio político -partido, corriente o movimiento- sino la causa común que lo sostenga: reconstruir la política como herramienta de transformación, progreso y esperanza.
Convocamos también a empresarios, pymes, estudiantes, jubilados, jóvenes, mujeres, ONGs y a todos los sectores que no se resignan a seguir presenciando pasivos esta crisis.
No debemos encerrarnos en fronteras artificiales: debemos dialogar con todos los que aspiran a una Argentina Justa, Libre y Soberana. Porque si alguna vez cambiamos la historia, fue porque lo hicimos con convicción, solidaridad y amor al pueblo. Y ese momento vuelve a ser ahora.
11 – Desde Tigre: un compromiso presente
Desde nuestro querido Tigre seguimos demostrando que otra form nuevo proyecto político y moral, la del compromiso con el bien común.

