11 de julio: San Benito. Conocé su historia en ésta nota

En esta nota le contamos quién fue San Benito Abad, cuya devoción se celebra a lo largo de julio.
La gente le reza a este santo para alejar el mal y las maldiciones a sus vidas y sus hogares.

Benito (su nombre significa bendecido) nació y creció en la noble familia Anicia, en el antiguo pueblo de Sabino de la región de Umbría (Italia) en el año 480 y murió en 547.

Su hermana gemela, Escolástica, también alcanzó la santidad, pero mucho no se sabe de ella.

Esta región de Italia es quizás la que más santos ha dado a la Iglesia.

Cuatro años antes de su nacimiento, el bárbaro rey de los Hérculos mató al último emperador romano poniendo fin a siglos de dominio de Roma sobre todo el mundo civilizado. Ante aquella crisis, las fuentes consultadas (ver al final de la nota) indican que Dios tenía planes para que la Fe cristiana y la cultura no se apagasen ante aquella crisis. Y Benito fue quien comienza el monasticismo en occidente.

Así, los monasterios se convertirán en centros de Fe y cultura.

De acuerdo a referencias de cuatro de sus discípulos (Constantino, Valentiniano, Simplicio y Honorato) se asegura que desde su infancia Benito tuvo cordura de anciano.

En efecto, adelantándose por sus costumbres a la edad, no entregó su espíritu a placer sensual alguno, sino que estando aún en esta tierra y pudiendo gozar libremente de las cosas temporales, despreció todo ese mundo.

Su familia lo envió a Roma a cursar los estudios de las ciencias liberales. Pero al ver que muchos iban por los caminos escabrosos del vicio, despreció el estudio de las letras y abandonó la casa y los bienes de su padre, a fin de agradar únicamente a Dios. Así buscó el hábito de la vida monástica.

Se retira al desierto junto a su nodriza y llegaron a un lugar llamado Effide (la actual Affile) donde retenidos por la caridad de muchos hombres honrados, se quedaron a vivir junto a la iglesia de San Pedro.

Muy pronto sus allegados comenzaron a notar que Benito era un ser espiritualmente sorprendente y especial.

Cuenta la leyenda, que la nodriza pidió a las vecinas que le prestaran una criba para limpiar el trigo. La dejó sobre la mesa y fortuitamente se quebró y quedó partida en 2 trozos. Al regresar la nodriza, empezó a llorar desconsolada, viendo rota la criba que había recibido prestada. Pero Benito tomó consigo los trozos de la criba rota e hizo oración con lágrimas. A1 acabar su oración encontró junto a sí la criba tan entera, que no podía hallarse en ella señal alguna de fractura. Al punto, consolando cariñosamente a su nodriza, le devolvió entera la criba que había tomado rota.

El hecho fue conocido por todos los del lugar. Y causó tanta admiración que sus habitantes colgaron la criba a la entrada de la iglesia, para que presentes y venideros conocieran con cuánta perfección el joven Benito había dado comienzo a su vida monástica. Y durante años, todo el mundo pudo ver la criba allí, puesto que permaneció suspendida sobre la puerta de la iglesia hasta los tiempos de la invasión lombarda.

Pero Benito, deseando más sufrir los desprecios del mundo que recibir sus alabanzas, y fatigarse con trabajos por Dios más que verse ensalzado con los favores de esta vida, huyó ocultamente de su nodriza y buscó el retiro de un lugar solitario, llamado Subiaco. En este lugar manan aguas frescas y límpidas cuya abundancia se recoge primero en un gran lago y luego sale formando un río.

Tres años después se fue con los monjes de Vicovaro. No duró mucho allí ya que trataron de envenenarlo por la disciplina que les exigía.

Con un grupo de jóvenes, entre ellos Plácido y Mauro, fundó su primer monasterio en la montaña de Cassino -en 529- y escribió la Regla (ver aparte), cuya difusión le valió el título de patriarca del monaquismo occidental.

Fundó numerosos monasterios, centros de formación y cultura capaces de propagar la Fe en tiempos de crisis.

 

Vida de oración, disciplina y trabajo

 

Se levantaba a las 2 de la mañana a rezar los salmos. Pasaba horas rezando y meditando. Hacia también horas de trabajo manual, imitando a Jesucristo. Veía el trabajo como algo honroso. Su dieta era vegetariana y ayunaba diariamente, sin comer nada hasta la tarde.

Recibía a muchos para dirección espiritual. Algunas veces acudía a los pueblos con sus monjes a predicar. Era famoso por su trato amable con todos.

Su gran amor y su fuerza fueron la santa cruz con la que hizo muchos milagros. Fue un poderoso exorcista. Este don para someter a los espíritus malignos lo ejerció utilizando como sacramental la famosa Cruz de San Benito.

San Benito predijo el día de su propia muerte, que ocurrió el 21 de marzo del 547, pocos días después de la muerte de su hermana, Santa Escolástica.

Desde finales del siglo VIII muchos lugares comenzaron a celebrar su fiesta el 11 de julio.

 

Sus Milagros

 

He aquí algunos de los milagros relatados por San Gregorio, en su biografía de San Benito:

– Un joven llamado Plácido cayó en un profundo lago y se estaba ahogando. Benito mandó a su discípulo preferido, Mauro, y le dijo: “Láncese al agua y sálvelo”. Este lo hizo y lo sacó sano y salvo hasta la orilla. Y al salir del profundo lago, Mauro se acordó que había logrado atravesar esas aguas sin saber nadar. La obediencia al santo le había permitido hacer aquel salvamento milagroso.

– Estando construyendo el monasterio, se vino abajo una enorme pared y sepultó a uno de los discípulos de Benito. Este se puso a rezar y mandó a los otros monjes que removieran los escombros, y debajo de todo apareció el monje sepultado, sano y sin heridas.

– Estaban sus religiosos constructores tratando de quitar una inmensa piedra, pero esta no se podía mover. Benito la bendijo y enseguida la pudieron remover de allí como si no pasara nada.

(Por eso desde hace siglos cuando la gente tiene en su casa algún grave problema que no logra alejar, consigue una medalla de San Benito y le reza con Fe, y obtiene prodigios).

– Un día exclamó: “Se murió mi amigo el obispo de Cápua, porque vi que subía al cielo un bello globo luminoso”.

Al día siguiente vinieron a traer la noticia de la muerte del obispo.

Otro día vió que salía volando hacia el cielo una paloma blanca y exclamó: “Seguro que murió mi hermana Escolástica”. Los monjes fueron a averiguar y en efecto ésta acababa de morir.

El, que había anunciado la muerte de otros, supo también que se aproximaba su propia muerte y mandó a unos religiosos a excavar su tumba.

 

La Santa Regla

 

Inspirado por Dios, San Benito escribió un Reglamento para sus monjes que llamó “La Santa Regla y que fue inspiración para los reglamentos de muchas comunidades religiosas monásticas.

La síntesis de la Regla es la frase “Ora et labora” (reza y trabaja).

1) La primera virtud que necesita un religioso (después de la caridad) es la humildad.

2) La casa de Dios es para rezar y no para charlar.

3) Todo superior debe esforzarse por ser amable como un padre bondadoso.

4) Quien administra el dinero no debe humillar a nadie.

5) Cada uno debe esforzarse por ser exquisito y agradable en su trato.

6) Cada comunidad debe ser como una buena familia donde todos se aman.

7) Evite cada individuo todo lo que sea vulgar. Recuerde lo que decía San Ambrosio: “Portarse con nobleza es una gran virtud”.

8) El verdadero monje debía ser “no soberbio, no violento, no comilón, no dormilón, no perezoso, no murmurador, no denigrador… Sino casto, manso, celoso, humilde y obediente”.

 

La Medalla de San Benito

 

La medalla de San Benito es un sacramental reconocido por la Iglesia con gran poder de exorcismo.

Como todo sacramental, su poder está en Cristo quien lo otorga a la Iglesia y por la fervorosa disposición de quién usa la medalla.

En el frente de la medalla aparece San Benito con la Cruz en una mano y el libro de las Reglas en la otra, con la oración: “A la hora de nuestra muerte seamos protegidos por su presencia” (Oración de la Buena Muerte).

El reverso muestra la cruz de San Benito con las letras:

C.S.P.B.: “Santa cruz del Padre Benito”.
C.S.S.M.L. : “La santa cruz sea mi luz” (crucero vertical de la cruz).
N.D.S.M.D.: “Y que el Dragón no sea mi guía” (crucero horizontal).

En círculo, comenzando por arriba hacia la derecha:
V.R.S.
 “Abajo contigo Satanás”.
N.S.M.V. “Para de atraerme con tus mentiras”.
S.M.Q.L. “Venenosa es tu carnada”.
I.V.B. “Trágatela tu mismo”.
PAX “Paz”.

 

La Bendición de la medalla de San Benito deber hacerla un sacerdote. Y se aconseja ubicarla con la imagen del santo mirando hacia la puerta de ingreso al hogar.

 

Exorcismo de la Medalla

 

“Nuestra ayuda nos viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Te ordeno, espíritu del mal, que abandones esta medalla, en el nombre de Dios Padre Omnipotente, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos se contiene.
Que desaparezcan y se alejen de esta medalla toda la fuerza del adversario, todo el poder del diablo, todos los ataques e ilusiones de satanás, a fin de que todos los que la usaren gocen de la salud de alma y cuerpo.
En el nombre del Padre Omnipotente y de su Hijo, nuestro Señor, y del Espíritu Santo Paráclito, y por la caridad de Jesucristo, que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos y al mundo por el fuego”.

 

Bendición: “Señor, escucha mi oración. Y llegue a tí mi clamor”.

 

 

Oración de la Medalla

 

“Dios omnipotente, dador de todos los bienes, te suplicamos humildemente que por la intercesión de nuestro Padre San Benito, infundas tu bendición sobre esta sagrada medalla, a fin de que quien la lleve, dedicándose a las buenas obras, merezca conseguir la salud del alma y del cuerpo, la gracia de la santificación, y todas la indulgencias que se nos otorgan, y que por la ayuda de tu misericordia se esfuerce en evitar la acechanzas y engaños del diablo, y merezca aparecer santo y limpio en tu presencia.
Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor: Amén”.

 

* (Fuente, Butler:  ‘Vida de los Santos’. Sgarbossa, Mario; Giovannini, Luigi: ‘Un santo para cada día’).