El debe y el haber del ser Argento
Escribe: Claudio Omar Antunovich
Desde aquellos tiempos de “El Pueblo quiere saber de qué se trata” la sociedad argentina vivió siempre agrietada en términos políticos. Recordemos cuánta sangre se derramó en el Siglo XIX con el clivaje entre unitarios y federales y más cercano en el tiempo entre azules y colorados. O ideológicamente, la diáspora entre peronistas y radicales. Por eso, nada debe asombrar sobre lo ocurrido en este sentido en los últimos tiempos. Daría la impresión que esos enfrentamientos forman parte de nuestro ADN Argento.
Lamentablemente, no hemos tenido un período estable y duradero de convivencia social con consenso generalizado en ningún gobierno de turno. Desde el derrocamiento de Hipólito Yrigoyen (en 1930, comenzando la llamada ‘década infame’) hubo planteos militares durante 53 años que pusieron fin una y otra vez a gobiernos elegidos democráticamente por la ciudadanía.
Tras el peronismo, la revolución libertadora. Poco tiempo después, la guerrilla y el terrorismo de estado.
En 1983 fue enhiesto Raúl Alfonsín con el voto popular, pero sus buenas intenciones fueron licuadas por una inflación desmedida que se llevó puesto su gobierno de forma anticipada. Con Carlos Menem (ungido en 1989) hubo un período de estabilidad económica cuyo modelo llamado de convertibilidad terminó mal, no con él, sino con el gobierno que lo sucedió (Fernando de la Rúa).
Hubo cierta armonía y crédito de la mayoría en tiempos de Néstor Kirchner, pero cuando lo sucedió su esposa (Cristina) la división entre argentinos dijo presente otra vez, y hasta el día de hoy, con todos los gobiernos que le sucedieron.
Algunos datos curiosos de ese ADN al que se hizo referencia en el título de este editorial, indican que el salario mínimo (hoy en $ 296.832) siempre fue bajo, y también las jubilaciones (hoy en $ 279.122 la mínima). Por su recuperación se ha luchado, se lucha y se seguirá luchando. O al menos es lo que parece.
Como si fuera un chiste de mal gusto, los sueldos de los funcionarios públicos desde siempre fueron muy elevados ($ 8.000.000 es lo que gana un senador nacional hoy por hoy) y aún hay ex dirigentes que cobran elevadas jubilaciones de privilegio sin haber cumplido los requisitos que indica la Ley, 60/65 años de edad y 30 años de aportes. ¡Un verdadero acto de injusticia que debiera ser corregido alguna vez!
Sociedad dividida; moneda que se devalúa con frecuencia en cada modelo económico que se impone (pero que agudiza los problemas existentes); riesgo país elevado; precios de la canasta básica que siempre aumentan; salarios bajos… son una batería de flagelos que padece Argentina, un laberinto del que no puede salir este país. ¡Esto es, sin dudas: el debe Argento!
Pero claro: ¡también está el haber! Todo aquello por lo cual sacamos pecho.
Tenemos un país geográficamente hermoso, con todos los climas y todos los paisajes para disfrutar y que el mundo pueda conocer. Las Cataratas del Iguazú, el Sur con sus paisajes símiles a Suiza (Bariloche, el Bolsón, Villa La Angostura, San Martín de los Andes, el Calafate, la bella Ushuaia y su faro del fin del mundo); el Norte y sus cerros multicolores; el Valle de la Luna en San Juan y las Sierras de Las Quijadas en San Luis; la belleza de Catamarca y Córdoba; las playas de río en Corrientes y Entre Ríos; la arquitectura estilo europeo de Buenos Aires, con palacios como el de las Aguas Corrientes (en Córdoba y Junín) o el Barolo (en Avenida de Mayo 1370). Y dejamos como última referencia a la costa atlántica, con una urbe imponente como la citadina Mar del Plata y el equilibrio y eufonía que ofrecen otros balnearios con bosques generosos como Cariló, Mar de las Pampas o Costa del Este.
Pero claro, Argentina no solo se destaca por su belleza icónica a lo largo de sus 3.761.274 km², los argentinos también nos sentimos orgullosos por los premios nobel: Carlos Saavedra Lamas, Adolfo Pérez Esquivel, Luis Federico Leloir, César Milstein y Sandra Díaz; por escritores de reconocimiento mundial como lo han sido Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Victoria Ocampo, Adolfo Bioy Casares, Ernesto Sábato, Alfonsina Storni, Claudia Piñeiro, José Hernández, Juan Gelman, Leopoldo Lugones, Olga Orozco… Por el tango y sus propulsores: Carlos Gardel (nació en Francia pero se nacionalizó argentino), Ada Falcón, Nelly Omar, Hugo del Carril, Edmundo Rivero, Tita Merello, Raúl Lavié, Susana Rinaldi, Agustín Magaldi, Roberto Goyeneche, Paquita Bernardo (compositora), o el bandoneonista y director de orquesta Astor Piazzolla.
Y la lista de lo Argento sigue con los extraordinarios actores que supimos conseguir: Antonio Gasalla, Ernesto Bianco, Lito Cruz, Norma Aleandro, Héctor Alterio, Federico Luppi, Selva Alemán, Ricardo Darín, Niní Marschall, Víctor Laplace, Cecilia Roth, Ulises Dumont, Betiana Blum, Miguel Angel Solá, Osvaldo Santoro, Rodrigo de la Serna, Graciela Borges, Pepe Soriano, Oscar Martínez, Julio y Alfonso De Gracia, Luis Brandoni, Guillermo Francella, Juana Molina, Diego Capusotto, José Marrone, Pepe Biondi, Carlos Balá, Alberto Olmedo y Jorge Porcel (quien llevó su humor a Centroamérica y luego filmó una película en Hollywood con Al Pacino), por solo nombrar un puñado de los grandes talentos locales.
Valeria Mazza desfiló por las pasarelas internacionales y el mundo quedó atónito con su parecido a la modelo Claudia Schiffer, quien hace algunas décadas era considerada la más atractiva del planeta.
Nicole Neumann, Paula Colombini y Sofía Zámolo triunfaron en el exterior. Y hoy por hoy deambulan por el mundo regalando todos sus encantos las modelos Manuela Miloqui, Rocío Marconi, Valeria Gómez, Iman Kaumann y Denise Asquet, entre otras.
Pero si de bellezas hablamos, la Argentina Silvana Suárez fue Miss Mundo en 1978. Y dieciocho años antes (en 1960) también ganó este concurso la compatriota Norma Cappagli. Norma Nola fue Miss Universo en 1962 y Mirta Massa Miss Internacional 1967.
Son consagrados en lo suyo: Charly García, Luis Alberto Spinetta, Guatavo Cerati y Carlos ‘Indio’ Solari (música); Les Luthiers (humor); Benito Quinquela Martín, Antonio Berni, Xul Solar, Pérez Celis, Fortunato Lacámera o Pettorutti (artes plásticas). Sin olvidar a Damián Szifron (un excelso guionista y director de cine y TV).
La gastronomía argentina también trasciende fronteras y tiene fama mundial, el asado es bien bien argento, un sello propio del que sentimos ufanía; lo propio con el locro y la carbonada, las empanadas, el mate o el dulce de leche.
Pero debido a la gran inmigración que hubo pos guerra mundial en el Siglo XX, en Argentina también pueden deleitarse todo tipo de platos internacionales que hoy son marca registrada (paella, cazuela de mariscos, o la amplia gama en pizzas y pastas).
Y dejamos para lo último lo popular, el deporte: Juan Manuel Fangio: quíntuple campeón del mundo de Fórmula 1; Carlos Monzón: campeón del mundo invicto en boxeo; Daniel Scioli: campeón del mundo en motonáutica; Alfredo Di Stéfano, Diego Maradona y Leonel Messi: los mejores futbolistas internacionales en sus épocas.
Las leyendas del tenis: Guillermo Vilas y Gabriela Sabatini.
Párrafo aparte para la Selección Argentina: 3 títulos mundialistas y 3 subcampeonatos; 16 Copas América; 2 medallas doradas en Juegos Olímpicos y 1 Copa de las Confederaciones.
A nivel clubes también es importante lo conseguido en fútbol: Boca tiene 3 títulos mundiales; Independiente 2; River, Vélez, Estudiantes de La Plata y Racing 1.
El rugby argentino (semi amateur) es respetado en todos lados, le juega de igual a igual a cualquiera y está entre las mejores selecciones de todos los continentes.
El Torino fue un bellísimo automóvil de fabricación nacional de venta libre en el mercado interno pero que también compitió en carreras internacionales. Aún hoy todos recuerdan la hazaña de Nürburgring (Alemania) en 1969.
Argentina, un país extraordinario pero con mucho para mejorar.
¡Bueno, con esto último se da por terminada la nota!
¡Pucha! me olvidaba: El General Don José de San Martín (nacido en Yapeyú, Corrientes) liberó de los españoles a Argentina, Chile y Perú.
¡Ah!… Y el Papa Francisco es Argentino.
Bingo.